EL CUERVO MANUEL (Gerardo Maciel)
Manuel era un cuervo sentimental.
Nunca entendió porque aquel viento traicionero empujó a sus alas llevándolo a volar hasta aquella playa.
Se dio cuenta entonces que nunca se preguntó cual era su destino.
Es más, él nunca pretendió imaginarse sentirse tan feliz y satisfecho estando allí de tal manera.
Sin embargo, en tan sólo unas horas estando en la arena suave y pálida, mientras buscaba algún tipo de alimento, correteando cangrejos, despotricando por los calores, inmediatamente se enamoró del agua que se le mostraba enfrente de sí, desafiante y majestuosa, con ese ir y venir constante, con ese agarra y deja, con ese toma y da'ca, con ese para allá y para acá, con ese mete y saca.
Entonces tomó una rotunda decisión:
"Seré amante del mar.".
Se sintió cómodo y seguro y se dijo a si mismo:
Eres enorme Manuel, puedes hacer lo que tú quieras.
Y luego, con una concha sesgada por el tiempo se cortó sus alas negrísimas; se pintó de azul, yendo para lograrlo al pozo donde había muerto un pulpo zurdo.
Y loco de amor, se creyó un atún.
"Entre la marea Manuel se fue y loco se hundió y por fin amó"
Partió amante en pos de su amor y no le importó de especie cambiar.
El cuervo Manuel, sin alas y azul, nunca quiso ser un cuervo común.
